Hoy voy a hablaros de uno de los últimos libros que he leído, Otra vuelta de tuerca, del conocido escritor Henry James. Este autor está considerado como uno de los mejores literatos transatlánticos y por lo que he podido leer destaca por la técnica del punto de vista, para poder hacer un análisis más exhaustivo de la personalidad y psique de sus personajes.
Precisamente, en la obra que me leí, hay mucho de esto. He de decir que es lo primero que he leído del autor y me decanté por ello precisamente por un tema que me fascina: las historias de fantasmas. Todo aquello que tenga tintes de fantasmagórico o terrorífico, con ciertos toques de novela gótica, lo leo. Así vino a mi vida La dama de Blanco, de Wilkie Collins, que realmente destaca por ser más un thriller que una narración de terror, o ésta novela, algo más cercano al estudio psicológico de la protagonista que a una verdadera historia de terror protagonizada por entes del Más Allá.
La sinopsis es bastante sencilla, y es que la novela es corta y no centra su desarrollo en el argumento: una joven institutriz es contratada por un hombre acaudalado para que se haga cargo de sus dos sobrinos, Flora y Miles, que viven en la campestre Bly. Hasta allí se desplazará y todo resultará bastante anodino hasta que un día observa la figura de un hombre a lo alto. A partir de ahí es cuando empieza el tema de la novela, la chicha que se podría decir. Es en este momento cuando se podrían hacer las dos lecturas de la novela: o te la puedes leer creyéndote que la institutriz puede ver fantasmas; o te la puedes leer creyendo que está como las maracas de Machín.
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En ocasiones veo fantasmas .... ("Otra vuelta de tuerca", versión de 1961 con título "The Innocents") |
Sea como fuere, que una novela tenga la capacidad de ser interpretada de dos maneras, te guste o no como se desarrolle, no deja de resultar indiferente a una aprendiz de escritora como yo. Que Henry James consiguiera con un relato tan corto ocasionar esta separación y de algo tan aparentemente sencillo tantas interpretaciones, deja al descubierto lo muy trabajado de Otra vuelta de tuerca y que el autor es desde luego un maestro en la ejecución y en tener al lector en vilo.
Como lectora valiente, os voy a dar mi propia interpretación y la sensación que a mí me ha dado a medida que iba pasando las pasando las páginas: que la institutriz, por algún motivo u otro, está perturbada de forma muy seria. ¿Por qué digo esto? Me baso en varias premisas: la primera y principal es que ella es la única que ve a los fantasmas. Ni los niños, ni su amiga la señora Grose ni nadie más.

Porque principalmente va de eso, de redimir las almas de los pequeños, que los dos malvados fantasmas quieren llevarse a un infierno de tortura que ella misma se ha inventado. ¿Por qué digo que se ha inventado? Hay otro pasaje muy interesante, después de volver a casa temprano de una misa, se encuentra con el fantasma de la señorita Jessel, que pasa a su lado sin dirigirle la palabra. En un encuentro posterior con la señora Grose, alma cándida, le dice: «—¡Qué sufría tormento!», cuando en ningún momento se ha dirigido a ella. Cuando le pregunta la pobre ama de llaves si habla, la otra contesta con evasivas.
La institutriz revela al principio de la novela que es hija de un clérigo pobre, así que el tema de la redención de las almas lo lleva grabado a fuego y es lo que provoca la desdichada escena final. Ese final de novela es otra de las grandezas de esta historia, en la cual, al dejarla tan abierta, permite la doble interpretación de nuevo: ¿Miles muere a causa del shock por ver al fantasma de Quint realmente o la sugestión creada por la institutriz y al verla tan alterada quiebran el pobre corazón del niño?
En fin, podríamos decir que, parafraseando a los Simpsons, la institutriz tiene un severo caso de suponitis aguda, ya que el transcurro de su historia se basa todo el rato en sus propias deducciones, sin que lo que el lector pueda leer sea decisivo para un lado u otro, por lo que deberemos decidir lo que os decía al principio: o te la crees o no. De ahí el título de la obra, porque siempre se le puede dar otra vuelta de tuerca a esta obra.
¿Os recomendaría la lectura de Otra vuelta de tuerca teniendo las adaptaciones al cine que tiene? Vaya pregunta para una librera. Desde luego, está llena de matices que probablemente el cine no pueda captar. ¿Os la recomiendo? No como historia de fantasmas, pero desde luego es curiosa, sobre todo por la construcción de la misma novela, que es una obra de arte. No puedo asegurar si seguiré leyendo más libros del autor. Probablemente si tuviera que decantarme por algo más de Henry James lo que leería sería Retrato de una dama, pero por lo pronto, tengo otras muchas novelas esperándome. Nos leemos en la siguiente reseña.
En el tema de los fantasmas de la locura, es "común" encontrar, más o menos veladamente, alguna referencia a la doble interpretación. En Don Quijote de la Mancha, por un ejemplo, nos dice el autor en cierta ocasión (cuando el protagonista se acerca a la venta de Palomeque) que D. Quijote "vió una venta". Luego, él la toma por castillo y lo que queramos, pero ver, VER, vio una venta. ¿Es consciente Don Quijote de que sus ojos han visto una posada vulgar, y es él mismo el que se deja llevar por la fantasía para no estropearse su aventura, o está realmente tan mochales como Cervantes nos quiere hacer creer?
ResponderEliminarMe gustan las historias que además de hacerme soñar, me hacen pensar. Me la apunto para futura lectura, ¡una gran reseña!
Hombre, ahora que caigo, puede que este tipo de literatura a tí te guste. Henry James destaca sobre todo por lo que comenté arriba, por la novela psicológica. De él me recomendaron el de "Retrato de una dama", pero creo que acaba de publicar Páginas de Espuma unos cuentos en varios tomos (te lo digo de memoria).
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