A veces hay que salirse de la
línea habitual de lectura para recordar porqué no te sales nunca de ella o
simplemente, para descubrir otros libros que podrían apasionarte. Ya os voy
adelantando que este no ha sido mi caso. Esta semana me leí una novela de
reciente publicación llamada Cómo ser feliz de Eva Wood, publicada por
Plaza&Janés, que no tiene nada que ver con la autoayuda (a pesar de su
título), y de la cual no sabría decir si disfruté o no.
¿Cómo acabé leyendo ese libro? Es
algo que me preguntaron mis compañeros de la librería y algo que todavía sigo
preguntándome yo. La verdad es que estaba en el mostrador de la librería y el
libro, por avatares del destino, acabó a mi lado. Lo miré, delante, detrás, vi
la sinopsis, pensé: «para el momento de la vida en el que me encuentro, podría
servirme» y lo empecé.
La novela en sí, tiene un
argumento sencillo: Annie tiene una vida de mierda hasta que un día conoce a
Polly en el hospital, que tiene una vida aún más de mierda que ella (cachis,
eso era un ¿spoiler?), pero que se muestra muy optimista. Después de que Polly la persiguiera como una loca (¿quién va
persiguiendo a la gente hasta su propia casa y trabajo?), acaban haciéndose
amigas. Annie aceptará el reto de #100díasparaserfeliz y su vida cambiará.
Y ahora es cuando me cargo la
novela. No, no me ha gustado. Y me ha recordado porque no leo de estas cosas.
Que sí, que habrá novelas de este género (que han mal catalogado en mi librería
como romántica y esto tiene de romántica lo mismo que tengo yo de ídem), que
serán estupendas, pero no es ésta y lo siento en el alma por la autora, la
editorial, el traductor/a, la imprenta y todos los implicados en el proceso.
La novela en sí mantiene una
estructura correcta, está bien hecha. Formalmente no puedo tener queja. Pero es
muy predecible, llena de clichés, no aporta nada y a las 50 páginas sabes cómo
acaba. Además, el reto de los 100 días para ser feliz no acaba, vamos, que se
carga la pregunta inicial de la estructura de la novela (la cual se plantea tal
que a las 100 páginas de la historia), porque al final descubres que lo que te
contaban era la historia de Annie, lo cual te deja una sensación de confusión
al no cerrar de forma correcta la novela. Todo sería maravilloso si el
marketing de la propia novela no estuviera centrado en el reto de los 100 días
y el título tampoco. Al final no deja de ser la típica historia de la típica
amargada a la cual la escritora se ha limitado a echarle mierda encima para que
lo supere. Vamos, se ha ido al recurso fácil, y no os creáis que le cuesta
mucho superarlo, no. Simplemente, lo cuenta y se siente mejor. Claro que sí
guapi, si la vida se arreglase sólo contando tu mierda a una señora que has
conocido sólo hace un mes, todo sería de color de rosa. Y los psicólogos no
tendrían trabajo.
Además, el personaje de Polly me
inquieta. Mucho. Se supone montado para que le cojamos cariño. Cariño de qué.
Está como un cencerro. A las pocas
páginas sabemos que tiene cáncer de cerebro y por ello ya tiene el lector que
entender que puede cambiar de carácter y meterse en vida ajena sin ser invitada
porque sí. Nada. Un desastre. Un deus ex machina en toda regla con el traje de
cáncer que me ha molestado bastante.
En fin, no sabría deciros si
recomendaros esto. A veces me planteo en la cantidad de árboles que tienen que
morir para ver publicadas estas historias que podrían haberse quedado en
e-book. Y la cuestión es que la cogí porque parecía ser que se vendía. Al final el regusto que me ha quedado
es que se trata de una historia llena de clichés, estructuralmente escrita para
ser un best-seller (o arreglada para tal, eso sí, quién la haya arreglado es
un/a crack) y que no aporta nada al mundo de la literatura porque ni siquiera
el lenguaje que usa es algo digno de mención (sencillo, fluye, vamos, lo que se
lleva ahora).
Dos estrellitas le voy a poner en
goodreads por el trabajo invertido en la novela, pero vamos, que podéis vivir
sin ella.
La verdad, con lo último que podría relacionarte, es con un libro de este pelo :) No me lo he leído, ni ganas, y ahora, MENOS, pero te agradezco de corazón que lo hayas hecho porque ahora, si alguien me pregunta, podré decirle con conocimiento de causa por qué no me gusta.
ResponderEliminarOdio la felicidad empaquetada. Odio que intenten hacerme creer que la felicidad se consigue mediante una especie de fórmula mágica infalible, pero odio todavía más que alguien asuma que yo tengo algún interés en ser feliz tal y como describen ellos que debo serlo. Parece que si uno pasa una mala época, es poco menos que culpa suya porque, oh, no se ha detenido a pensar en gotas de rocío en las rosas y bigotes de gatitos. Parece que si uno tiene depresión o ansiedad, es culpa suya por no amar la vida y parece que una enfermedad mental o una vida de mierda se curen con frasecitas de Mr. Wonderful.
Y el punto del cáncer... ¡ffffffffffffffggh! (Bufido de gato). Como que se me ha erizado la espalda cuando lo he leído. A ver si se enteran de una SANTA vez, que una enfermedad jodida y mortal como es el cáncer, no es un puto comodín para crear un personaje o una novela a los que nadie pueda poner una pega. Es morboso, es desagradable, es gratuito... y es de mal gusto. No pretendo ir de ofendidita en plan "oigh, no hagas tal cosa porque es irrespetuoso", no se trata de eso. Se trata de que, si quieren hacer un personaje o una novela intocables, tienen muchísimos recursos para ello, no tienen que tirar de lo facilón. Y está bien, iré de ofendidita: ni trivializar una enfermedad tan dura como esa. Un enfermo de cáncer cerebral no tiene ganas de ir por el mundo saltando y cogiendo flores como Caperucita.
Siempre digo que comento aquí para "hacer bulto", pero en este caso, ha sido el desahogo padre :D
Nada, ante este comentario sólo dire: «¡guau!». Gracias por comentar, parece que te has desahogado xD
ResponderEliminarUfff Yso... No me seduce nada. Pero me he reído con tu reseña. En este género deberías de dejarte aconsejar por tu Lady de confianza.
ResponderEliminarBesisss
Pd: gracias a Dita por su reseña, digo desahogo, digo comentario.
🤣🤣🤣
Fue un cúmulo de casualidades. Apareció ahí, a mi lado. Estaba buscando como ser feliz... Me mintieron. Y ahora, me siento sucia.
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