No os mentiría si os dijera que vivo un romance con la editorial Valdemar. Creo que de ninguna otra he leído tantísimos libros. Tengo la enorme suerte de poder sacarme libros de préstamos de la librería en la que trabajo y han caído uno detrás de otro. En este caso, jamás me hubiera fijado en este autor, ya que estaba siguiendo mi propia estela a través de los precursores de Lovecraft, por el cual siento devoción desde hace mucho tiempo. Sin embargo, uno de mis compañeros me recomendó su lectura y vaya si acertó.
Como siempre, la edición es excelente: una buena traducción que corre a cuenta de Lorenzo Díaz (aunque he echado de menos la habitual introducción al autor o algún comentario a los relatos como tiene en otras obras publicadas); una buena maquetación; una preciosa edición cartoné sin sobrecubierta con un papel de buen gramaje en color ahuesado y con tintas claras… qué decir. Hablar de las ediciones Valdemar es hablar de libros tratados con excelencia y lo contrario sería lo contrario.
Y después de la consabida introducción a la editorial por la cual no me pagan ningún tipo de publicidad (sólo soy su fangirl desde las sombras), hablemos del libro en sí. Llegué a Carnacki, el cazador de fantasmas de W.H. Hodgson, como ya os he dicho, por la recomendación de un compañero de trabajo. Andaba yo buscando qué leer y me dijo «si no has leído nada de Hodgson, no pierdas más el tiempo». Si bien es cierto que me recomendó más su libro «Los mares grises sueñan con mi muerte», que me dijo que era la pera limonera, como yo no soy muy de barcos y sí de fantasmas, me decanté por este.
Qué decir, me encantó. Cada relato mantiene la misma estructura, o al menos, similar. Carnacki invita a sus amigos a cenar, luego cuenta una de sus aventuras y después, los echa (sí, echar, nada de despedirse, que por mucho que se ría, ji ji,ja ja, a mí un amigo mío me echa como lo hace Carnacki a los suyos y no le vuelvo a hablar. Vamos, que ni un buenas noches ni nada). Y algo tan sencillo, funciona.
De todos los casos que se pueden ver en este recopilatorio hay de diferente índole: los que desmonta lo que aparentemente es un caso paranormal y luego es algo que de esotérico no tiene nada o los que de verdad lo son y el bueno de Carnacki las pasa canutas. Porque si algo buen tiene es que no es el típico investigador frío como el hielo que no pasa miedo. No, aquí nuestro protagonista vive más de un “sálvese quien pueda” y sale corriendo del lugar encantado en cuestión.
La prosa de Hodgson es limpia, clara, concisa y poco rebuscada. Sin demasiados artificios consigue meter al lector en una atmósfera que puede causar aprensión o repulsa con facilidad, aunque si bien es cierto, en algunos relatos los consigue más que en otros. Por ejemplo, «El cerdo», donde nos narra una bajada a los infiernos poblados de cerdidiablos, está bien explicado, pero se lía tanto que al final deja de ser conciso y te pierdes entre tantas descripciones. Sin embargo, «El caballo invisible», en el que realmente no hay demasiado artificio, consigue crear una atmósfera de desasosiego que no logra con otros cuentos. Y el final, de los de quitarse el sombrero. Es, junto a «La habitación que silbaba», los dos mejores relatos que servidora ha disfrutado en este libro.
En resumidas cuentas, un gran libro que se lee fácil, con prosa poco artificial, directa, y con un protagonista bastante más humano que otros que investigan fantasmas, sin llegar al humor, y muy entroncado con la ideología de lo paranormal del momento en el que el libro fue escrito. Excelente si os gustan las historias de fantasmas.
Sinopsis de la editorial
William Hope Hodgson (1877-1918) creó en 1910 su propio investigador de fenómenos sobrenaturales, Thomas Carnacki, del que publicó las primeras aventuras en The Idler Magazine. Carnacki vive en Chelsea, fuma en pipa y tiene la incorregible costumbre de invitar a cenar sin previo aviso a sus cuatro amigos, Jessop, Arkright, Taylor y Dodgson, el narrador. Relajados tras la cena, Carnacki relata a sus atónitos invitados su última aventura contra las fuerzas del más allá. Sus armas: un pentáculo mágico, grimorios o antiguos rituales de libros ocultistas.
El presente volumen reúne las nueve historias de Carnacki escritas por Hodgson: La Cosa invisible (una daga hechizada cobra vida y ataca sin que nadie la empuñe), La puerta del monstruo (una visita al reino de donde provienen los espíritus), La casa entre los laureles (un caso de habitación embrujada), La habitación que silbaba (una de las más tenebrosas historias de la carrera del detective) El investigador de la última casa (la casa familiar de Carnacki es poseída por extraños sonidos y un agobiante aroma), El caballo invisible (quizá la mejor y más terrorífica de la colección), El encantamiento del Jarvee (unas extrañas fuerzas sobrenaturales se apoderan de un barco), El hallazgo (sobre el descubrimiento de la segunda copia de un libro único), y El cerdo (la historia más extensa, espeluznante y perturbadora de la serie).
Hola! Mira que siempre tengo pendiente este libro, y nunca me animo. Me voy a hacer un reto de mes gótico 😂😂
ResponderEliminarGracias por la reseña
Nos leemos
Venga, tú te haces el mes gótico y yo el mes de romántica.
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