Frankenstein de Mary Shelley

Empiezo el año con más bien una relectura de un clásico que hacía más de quince años que leí. Se trata del clásico Frankenstein de Mary Shelley, una de las mejores obras góticas de la historia, un clásico de la literatura de terror y por muchos, uno de los precursores de la ciencia ficción actual.
Qué decir que no recordaba así la novela. La edad y las lecturas pasadas han hecho cambiar mi perspectiva sobre lo que estaba leyendo, lo cual es algo malo en cierto sentido, porque me han hecho más consciente de los errores de una novela, y es bueno también en ese mismo, ya que he podido degustar más los temas que la autora nos presenta en la novela.

La edición que he leído es la antigua de la editorial debolsillo, cuyos derechos de traducción creo que ahora se publican bajo Penguin y trae un inmenso prólogo de Alberto Manguel, escritor, traductor y editor argentino (wikipedia dixit), que más que darnos una introducción a la novela, lo que hace es hablarnos de su adaptación cinematográfica, y más concretamente, de la correspondiente a La novia de Frankenstein. La verdad es que como documento que te analiza la película está muy bien, pero como introducción a la novela que es, deja mucho que desear. No te pone en tema, no te explica nada de la autora, ni qué supuso exactamente para la literatura universal este fenómeno. Si la lectura que quería que sacáramos es que la novela se hizo famosa gracias a la película La novia de Frankenstein, seguro que llegábamos a esa conclusión con semejante introducción. 

Aquí añado inciso. No sé vosotros, pero yo siempre me leo los prólogos y las introducciones de los libros. Algunas son verdaderas joyas que suman a la edición de los libros, otras, como en este caso, no sabes muy bien qué narices pintan ahí. No sé si seré de las pocas que se lo lee, pero he aprendido mucho con ellas. Así que desde aquí ya hago un llamamiento para que esto  también se cuide con mimo, porque ya habla  mucho de la edición que nos vamos a encontrar después. 

Es innegable que el diseño del personaje de la novia es impresionante

Explicar el argumento de Frankenstein va a resultar un poco tonto, si tenemos que tener en cuenta que es algo que ya conoce todo el mundo gracias al cine, pero (y aquí matizo) la novela a veces tiene poco que ver con determinadas adaptaciones. 

Frankenstein es una novela epistolar (como Drácula, por ejemplo) en la que todo el mundo habla: habla el protagonista, Víctor; habla la criatura; habla Elizabeth y habla el padre, su amigo Clerval y el hombre que se encuentra a Víctor en Siberia. Aquí todo el mundo tiene algo que decir. Quizás os sorprenda que la criatura hable (teniendo en cuenta las adaptaciones cinematográficas), pero vamos, lo hace y con gran elocuencia, porque al final no deja de ser el otro protagonista, la otra cara de la moneda, lo que complementa a la vida de Frankenstein, ese error que provino de la muerte. Es su contrapunto y antagonista eterno impregnado en nuestro subconsciente colectivo. Pero me voy por las ramas.

Víctor es un joven autodidacta que vivía feliz en Ginebra con su estupenda familia, con unos padres majísimos, unos hermanos maravillosísimos y una prometida/prima estupendísima también. Como es curioso y quiere aprender más, se marcha a Ingolstadt, donde se pondrá a estudiar filosofía natural, pero no como la entendemos ahora, sino como se entendía en la época de mrs. Shelley: es decir, que se pone a estudiar ciencias. Nuestro querido protagonista un día descubre algo que le va a jorobar la vida para siempre, aunque claro, en ese momento, no podía preverlo: descubre algo que la autora no te dice pero que te deja entrever como el descubrimiento de cómo funciona la vida. Así que nuestro querido Frankenstein se pone a estudiar y se reúne en los cementerios con sus amigos los muertos para profanarlos y cortar trocitos que le venían bien, hasta que recompone lo que todos sabemos y le da vida gracias a la electricidad y a una serie de estudios que no nos dice la autora, pero que tú te imaginas gracias a toda la parafernalia Hollywoodiense. Como está aterrado por lo que ha creado, lo abandona y prepara su vuelta a casa, que se alarga un año más, hasta que recibe la misiva de que su hermano pequeño ha muerto.

Y aquí es cuando la novela ya empieza a coger ritmo. Porque todos culpan a la pobre Justine de la muerte de William, pero él sabe, porque ha visto de lejos a su creación monstruosa, que ha sido él (aunque no tiene pruebas, sabe que ha sido su pequeño engendro). Y aquí empieza la caída a los infiernos de Víctor, donde al miedo le sobreviene las ganas de venganza. 

Decide irse de excursión solo al monte y allí tiene un encuentro inesperado pero muy interesante para el lector. La criatura, que le ha seguido hasta allí, habla con él y le explica que ha sido de su vida hasta ese momento. Nos cuenta su experiencia, como vivió en el bosque y cómo aprendió observando a una pequeña familia que vivía en una cabaña a hablar, valores, costumbres y sentimientos. Todo lo que su padre no le había enseñado al huir de allí.

Y digamos que a partir de aquí ya no explicamos más, porque es el desarrollo final de la novela, en donde se desencadena la venganza por ambas partes en una espiral de odio, horror, decadencia y muerte que es lo que verdaderamente ha hecho famosa a la historia de Mary Shelley.

La novela es interesante por la cantidad de temas que saca a relucir que otras de su género no observan. Podemos partir del propio título como un acto de voluntad de la autora hacia lo que quería explicar. Ya sabemos que la novela se titula Frankenstein, pero su subtítulo es «El moderno Prometeo». Según una versión del mito griego, Prometeo moldeó a la humanidad a partir de tierra y agua y les robó a los dioses el fuego que insufló la “chispa” del conocimiento en la humanidad. Aquí, Víctor hace lo mismo con su creación. Con el uso del saber  prohibido, con esa chispa que le otorga la electricidad en este caso (como substituto del fuego del mito original, más en consonancia con los movimientos científicos del momento en el que la autora concibió la obra), crea algo que no debería haber hecho, algo que pertenece a la divinidad, y que él en cierta manera ha robado, por lo que la novela es su larga penitencia por acometer lo prohibido. 

Interesante también de ver es el concepto de la “madre” de dos maneras diferentes: una referencia directa a la ausencia de la madre, ya que la suya, la muy conocida Mary Wollstonecraft (conocida sobre todo por su obra Vindicación de los derechos de la mujer), murió como consecuencia de las dificultades por el parto de su hija. Ese anhelo por la figura materna que no tuvo se puede observar en la pena cuando la madre de Víctor, la hermosa y virtuosa Caroline, fallece, y en el recuerdo de su hijo se notan varios detalles de su propia experiencia:

“Murió dulcemente; y su rostro aun en la muerte reflejaba su cariño. No necesito describir los sentimientos de aquellos cuyos lazos más queridos se ven rotos por el más irreparable de los males, el vacío que inunda el alma y la desesperación que embarga el rostro. Pasa tanto tiempo antes de que uno se pueda persuadir de que aquella a quien veíamos cada día, y cuya existencia misma formaba parte de la nuestra, ya no está con nosotros; que se ha extinguido la viveza de sus amados ojos y que su voz tan dulce y familiar se ha apagado para siempre. Estos son los pensamientos de los primeros días. Pero la amargura del dolor no comienza hasta que el transcurso del tiempo demuestra la realidad de la pérdida. ¿Pero a quién no le ha robado esa desconsiderada mano algún ser querido? ¿Por qué, pues, había de describir el dolor que todos han sentido y deberán sentir? Con el tiempo llega el momento en el que el sufrimiento es más una costumbre que una necesidad y, aunque parezca un sacrilegio, y a no se reprime la sonrisa que asoma a los labios. Mi madre había muerto, pero nosotros aún teníamos obligaciones que cumplir; debíamos continuar nuestro camino junto a los demás y considerarnos afortunados mientras quedara a salvo al menos uno de nosotros.”

Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley, capítulo II

Y luego, podemos leer el libro como si fuera una alegoría a la propia maternidad de la autora y a los problemas que podría conllevar. Para ello, cito este artículo de la revista Última Frontera:

«En los setenta la nueva crítica literaria feminista utilizará el conocimiento de la vida de Shelley para tratar de interpretar sus historias. Su nacimiento y su propia maternidad maltrecha (solo un embarazo de los cuatro que tuvo llegó a término) delimitan subjetividades variadas en sus análisis del Frankenstein. Si bien el germen de la considerada primera historia de la ciencia ficción se gesta durante una visita a Lord Byron, parece que es un sueño posterior el que fecunda la simiente con los avances científicos de la época, es decir, con Galvani, la electricidad, y sus ancas de rana. Aun así, el moderno Prometeo de Mary, varón, es un espécimen que desafía los imperativos con nefastos resultados. Su dolor se equipara con el castigo divino que las mujeres portan, puesto que parto sin dolor es pasto del más malévolo karma.»

“La maternidad en la ciencia ficción” en Última Frontera , por Isis Agudín


Relacionado íntimamente con esta temática está uno de los planteamientos que hace la criatura en la gran mayoría de la novela: ¿Es por naturaleza el monstruo malvado o lo es por su educación y crianza? En la novela la autora nos hace creer, por boca del propio antagonista, que él por nacimiento no era malvado, sino que fueron las circunstancias las que hicieron que se transformara, como víctima de los acontecimientos. Este debate transporta la idea del debate filosófico entre Rousseau, el cual sostenía que el ser humano lo era por propia naturaleza y que era la sociedad quien lo acababa corrompiendo; al contrario de Hobbes, que opina que es malvado y que conforma sociedades para reprimirse.

En su novela, Shelley se compromete claramente con el planteamiento de Rousseau, como ya hemos dicho, en su tratamiento del debate filosófico acerca del contrato social, del cual debemos suponer que estaba al corriente, teniendo en cuenta que era hija de los filósofos William Godwin y Mary Wollstonecraft.

Otro de los temas, también relacionado con el anterior, es la relación con la ciencia y la propia naturaleza. No podemos dejar de pensar en cierto aviso sobre los avances científicos, encarnados por la criatura, una fuerza de la naturaleza incontrolable, como aviso de los que juegan con “poderes” que no comprenden.

Vamos, por si misma, Frankenstein es una inagotable fuente de debate que requeriría un estudio más minucioso ( y que seguro que existe, además, por gente más ducha que yo) que el que aquí presento.

Es innegable que la novela de Frankestein, culmen de la narrativa gótica, es rica en temas y matices. También es innegable que acomete muchos fallos en la ejecución de la misma, pero  supuso un cambio en la concepción que teníamos hasta el momento de los libros y dio el pistoletazo de salida hacia la novela moderna. Puede que ésta sea una novela de juventud de la autora, pero vaya novela. A mí, al menos, me ha picado el gusanillo por leer alguna obra menos conocida de ella.

Ysora

Librera y lectora empedernida, aficionada al manga y al cómic desde edad temprana, su gran afición es encontrar obras extrañas y diferentes para poder disfrutarlas sola y en compañía.

6 comentarios:

  1. La primera vez que leí esta novela contaba con catorce o quince años y, no sé por qué, pero esperaba que la Criatura le reprochara a Victor que nunca le hubiese ni comprado un mal dónut.

    Aparte de eso, es una novela que me da un poco de "miedo" releer, precisamente por el tiempo transcurrido; sé que en su día me gustó y me hizo llorar muchísimo, y me daría pena que el recuerdo de algo que me gustó, se empañe con la realidad de alguien que ahora tiene a sus espaldas muchas más lecturas góticas y de terror.

    En cuanto a lo que dices de los prólogos, a mí me pasa algo curioso: suelo leerlos después de haber leído la novela y si esta me ha gustado. Ahora estoy con Salem´s Lot, del primo King, y la edición que he sacado de la biblio es una chulísima por el aniversario, con fotos ilustraciones, integral con 50 páginas añadidas y bla...bla...bla... y un prólogo del autor que no pienso leerme hasta terminar la novela. Cuando la acabe y decida si me ha gustado (que suele ser lo más habitual en los libros del primo King, pero... por si acaso), entonces me lo leeré. Me parece que entonces lo entenderé mejor y, sobre todo, no correré peligro de hacerme un auto-spoiler.

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    1. Uy, yo soy de leerme los prólogos al principio. También te digo que no me importa que me hagan spoilers.

      Yo te invito a que la releas, la verás con otros ojos, y además, como le tienes cariño, serás indulgente con ella. Porque a pesar de todo, "Frankenstein" es un obrón.

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  2. Una gran reseña, pero me intriga mucho que haces mención varias veces a grandes errores de la autora. No voy a discutir si los tiene o no (lei el libro hace siglos y ni me acuerdo más que de la historia en general), pero estaría bien que desarrollaras esa parte.

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    1. Eres un poquito tiquismiquis, Zhozho. A ver, cuando digo lo de grandes errores de la autora me refiero a que tiene errores de manual de los autores noveles (escribió la novela muy joven), como dedicarse mucho a los pensamientos internos de los personajes, especialmente Víctor, y por ende, romper el correcto desarrollo de la trama.

      Y ya aquí apunte como "editora": la primera parte del libro se va por las ramas un montón, cuando es en la última donde está toda la chicha. El tema. El mogollón. Por lo que se hizo famosa. Y apenas sale desarrollado en la novela. Sin embargo, sabemos mucho de la vida interna de Victor Frankenstein, que sin duda, a mi parecer, sobra.

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  3. Y yo lo he leído de "peque", pero una versión muuuuy breve, creo que infantil, sin mostrar lo complejo de la sociedad y el reflejo de los pensamientos del "Monstruo". Cada película que visualicé me dejó con distintas perspectivas, voy a releer este clásico pero como se debe: con un coñac, tiempo libre y un buen habano (¿?) Muchas garcias por la review, es extensa y completita.

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    1. Pues aprovecha, porque creo que este año es el bicentenario de la publicación del libro. Es un buen momento para poder ponerte con el coñac y el habano xD

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